Kelly
Considero algunas piezas como hermosas joyas, obras del ingenio de artesanos y mecánicos, y por supuesto, hago abstracción de su finalidad letal cuando las considero objetos decorativos, para figurar en una panoplia, como mismo se coloca una katana de samurai o la lanza y el escudo de un guerrero zulú.
Resulta comprensible, al menos para los terrícolas del presente, que un policía porte un instrumento defensivo, o que los soldados deban poseer armamento para guardar la soberanía y la integridad de las naciones.
Sin embargo, a pesar de esa especie de admiración platónica, me resulta difícil asimilar el hecho de que por cada cien ciudadanos de los Estados Unidos, existan 90 armas de fuego.
Sin embargo, a pesar de esa especie de admiración platónica, me resulta difícil asimilar el hecho de que por cada cien ciudadanos de los Estados Unidos, existan 90 armas de fuego.
¿Imagina usted cuántas personas irritables, cuántos inadaptados sociales y delincuentes, cuántos jóvenes con problemas de conducta, cuántas frustraciones se dan en el seno de cualquier sociedad?
En la tierra de hombres de paz como Martin Luther King, Abraham Lincoln o Lucius Walker es fácil canalizar una rabieta en forma de disparos mortales.
No sorprenden entonces las noticias que menudean en los medios de comunicación yankis, relatando masacres en escuelas, gasolineras o supermercados, bombas en edificios de apartamentos, tiradores ejecutando personas al azar con un fusil de combate.
No hay comentarios:
Publicar un comentario